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Parece que ha pasado toda una vida, pero ya se cuenta la friolera de 39 años desde aquel 30 de agosto de 1985. Plaza de toros La Corredera, de Colmenar Viejo. Viernes, en el calendario. En la plaza colmenareña se lidia una corrida de toros durante su tradicional Feria Taurina en honor a Nuestra Señora de los Remedios. Se lidian toros de Marcos Núñez para Antonio Chenel Antoñete, José Luis Palomar y José Cubero Yiyo, que sustituye a Curro Romero en el cartel.
Al igual que Joselito El Gallo en 1920, la vía de sustitución fue la forma de entrar en uno de los carteles que pasará a la historia negra de la tauromaquia. Allí se encontró con el sexto toro de la tarde, de nombre Burlero. Después de la faena, y una vez dejada la estocada, el torero tropezó. Por un momento parecía que salió ileso, pero después, la mala suerte hizo que Burlero no siguiera los capotes y se fijase en el torero, que rodaba por el suelo.
Un derrote seco y certero levantó a José Cubero Yiyo del suelo por la axila. El cuerno de Burlero entró de lleno en el corazón del joven Yiyo, que contaba con apenas 21 años de edad. Un multitudinario adiós en la plaza de toros de Las Ventas precedió a una salida a hombros hasta el Cementerio de La Almudena, donde descansan los restos del Príncipe del Toreo. Ya se cuentan por 39 veranos desde aquella fatídica tarde.