diciembre 1, 2024
portada noti ruben marin bravo talayuelas
Una particular visión del festejo celebrado en la plaza de toros de Talayuelas (Cuenca).
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Nota importante a reseñar es la del cambio de ganadería sin haber sido informados ninguno de los rejoneadores. Es sabido con antelación que las reses a lidiar correspondían a Santafé Martón, pero a la hora del desencajonamiento para el festejo se había cambiado sin conocimiento de los actuantes, apoderados y público los novillos, siendo éstos de Yerbabuena y Montes de Oca. A más detalles, y para asombro de todos, no sólo se hizo público el cambio de ganadería, sino que el camión desembarcó cuatro utreros de Montes de Oca y dos erales de Yerbabuena.

¿Alguien puede explicar esto?

La tarde del viernes 14 de junio tuvo lugar un espectáculo del arte del rejoneo en el cual se iba a puntuar la actuación de cada jinete frente a los astados de las acreditadas ganaderías de Yerbabuena (4º y 5º) y Montes de Oca con la responsabilidad añadida de ser un examen para pasar a la final del III Certamen Internacional de Rejoneo.

Podemos imagina el grado de compromiso de cada jinete ante tal magna corrida de rejones. Todo aficionado que no la pudo ver en directo desde la plaza o a través de las cámaras de la televisión autonómica de Castilla-La Mancha Media, ya que fue televisada, habrá notado por los resultados que de ahí salió triunfador, y por tanto, merecedor del pase a la final, el rejoneador de Orgaz (Toledo) Rubén Marín Bravo. De forma arbitraria, interesada y corrupta, se dio como vencedor al rejoneador portugués Parreirita Cigano, que no estuvo acertado y finalizó con una pobre recompensa de un apéndice en su primero y en su segundo pasó desapercibido.

Voy más allá al exponer con detalles la actuación de cada rejoneador, pues he comenzado hablando de robo monumental, ya que es lo que se vio.

Empiezo por el toledano Rubén Marín, que arrastra una serie de situaciones personales adversas, como el fallecimiento de su padre (D.E.P.), además de otros añadidos y responsabilidades que entran dentro de lo privado. Su primer novillo era bastante complicado, al que le obligó a echar mano de su astucia, ya que arreaba mucho por los adentros. Cortó la primera oreja. Ya en su segundo novillo, se pudo sentir realizado, con sus armas bien dispuestas a crear belleza y no dejar escapar la oportunidad de brindar orgulloso al cielo lo que iba a ser una Puerta Grande cantada de antemano. Dos orejas y petición unánime de rabo, que no fue concedida. Sacó a su caballo Charanga para darnos un recital de arte y, sobre todo, una lección de belleza del toreo a caballo con anécdota matrimonial incluida, ya que pidió la mano de su novia.

Vamos ahora con el portugués Parreirita Cigano. Nadie cuestiona que acudía a su cita con bastante recorrido de actuaciones y que en su primero se gustó, cortando una oreja, pero anduvo perdido en su segundo. Querido lector, usted puede ver en diferido este festejo si no lo pudo ver por televisión en su momento, o recordar si asistió como público sabrá de lo que estoy hablando, ya que no me invento nada ni doy ninguna versión por tener preferencias por alguno de los tres.

Ángel Gómez era ese joven rejoneador local que, ante la tremenda responsabilidad de presentarse, había que añadir el hecho de ser televisado. Una actuación sin brillo carente de ese don para transmitir al público cuando la situación del astado te lo exige. Pero debemos apoyar al joven, porque tiene muchas ganas e ilusión por ser profeta en su pueblo, y por llegar lejos si sube al tan anhelado tren de ser bendecido con el triunfo en esta carrera tan difícil. Ante sus vecinos pudo pasear una oreja que le dio moral para su segunda faena, aunque esta no llegase a cuajar esa vibración emocional con lo allí visto. Mucho ánimo para su siguiente oportunidad.

Y vamos ahora a denunciar públicamente la lacra que desde dentro de la tauromaquia se está padeciendo: el jurado por votación otorgó que el agraciado para pasar a la fase final del certamen debió ser el rejoneador portugués. Lejos de haber impregnado belleza y emoción, hay que destacar que no tuvo mucho brillo y no mostró ese aroma de embrujo gitano que se da al cuajar una sensacional faena, de esas que encumbran y desata pasiones en el tendido.

Dejan mucho que desear esas votaciones por lo amañadas, por lo injustas y por lo que el aficionado no se percata, pero sí el torero que haya sido víctima. Si en el segundo novillo de Rubén Marín se le negó el rabo a pesar del unánime clamor del público que lo pedía, el criterio de la presidencia no lo vio así, y dado el resultado final, se percibe que el rejoneador por mucho que dé de su parte, que por mucha técnica y templanza que le ponga, el resultado estaba pactado ya desde el principio. Voces autorizadas del festejo con el propósito de desviar la atención y justificar a su manera tal decisión afirmaros que el rejoneador Rubén Marín no estuvo a la altura. Esto solo denota ser poco profesional y mucho de impresentable víbora. De no tener vergüenza ni dignidad el hecho de jugar con el pan y los sentimientos del torero. De demostrar que aquí manda Don Dinero, que no solo exprimen económicamente jugando con modestos toreros, sino que a pesar de haber salido a hombros, o tener una regularidad en sus escasas oportunidades, se les puede mandar a casa por la puerta de atrás favoreciendo al torero que les conviene por sus intereses. No basta con conocerse casos de corrupción, extorsión y ajuste de cuentas por ciertos sinvergüenzas sin escrúpulos que pululan por la tauromaquia, que también a pesar de haber triunfado te roban vilmente un premio ganado a pulso. Yo me hago preguntas a las que no encuentro respuesta, tales como: “¿Acaso me van a decir que tres orejas y petición de rabo no es haber triunfado?”, ¿si en verdad no estuvo bien ni su faena un éxito redondo el de Rubén Marín?”, o “¿por qué le otorgaron tres orejas y petición de rabo?”.

Dan a entender a la hora de justificar el pase del portugués una enorme contradicción propia de tratar como tontos a ignorantes a los aficionados taurinos porque supuestamente no se les regala el premio. Si la presidencia saca el pañuelo blanco es porque su criterio es darle una oreja merecida a pesar de la insistencia y presión que el público ejerza. Y ya, si hablamos de conceder el rabo es porque se trata de una faena cumbre.

Así pues, presenciamos un atraco totalmente denunciable que muestra el fantasma que en ocasiones sale a la luz, las miserias de los miserables.

Ficha técnica

Plaza de toros de Talayuelas (Cuenca). III Certamen Internacional Promesas del Rejoneo.

Rubén Marín: oreja y dos orejas.

Pareirrita Cigano: oreja y silencio.

Ángel Gómez: oreja y silencio.

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