marzo 17, 2025
Carlos de San Lázaro Campos
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Con motivo de la segunda novillada del Circuito de la Comunidad de Madrid, que ha correspondido a la localidad de Anchuelo, se ha dispuesto de una serie de actividades complementarias a la novillada prevista. Desde primeras horas de la mañana pude observar a la cuadrilla de operarios que trabajaba en el acondicionamiento del coqueto coso taurino de la localidad, que fue inaugurado el 27 de Septiembre de 1994 con un cartel en el que figuraron los espadas Carlos Collado «Niño de la Taurina» (Tres orejas), Miguel Rodríguez (Oreja y oreja) y José María Plaza (Dos orejas y dos orejas y rabo), con toros de Los Eulogios. Los tres salieron a hombros. Para el diestro de Torres de la Alameda este no sería su único compromiso en Anchuelo ya que el destino hizo que tuviese otro incluso de mayor importancia ya que contrajo matrimonio con la señorita Ana María Ruíz. Tras la ceremonia bautizaron a su hija.

Pero vayamos al presente. El sábado 12 de junio de 2021 tuvo lugar poco antes del medio día el desembarque de las reses de las ganaderías de Quintas y Montealto que serán lidiadas por los novilleros con picadores José Miguel Arellano (natural de Aguascalientes, México, Alejandro Mora y el debutante con los de castoreño Álvaro Burdiel. Una vez en los corrales procedieron a ofrecer el sorteo dentro de la plaza y locutado por megafonía con la intención de mostrar a los allí presentes en qué consiste este ritual. Daba gusto observar a una concurrida plaza con bastantes niños ataviados con alegres capotes y muletas acorde con su diminuta estatura. Además a un lado del albero se encontraba un reducido número de alumnos de la Escuela Taurina de la localidad que ofrecieron unas clases de toreo de salón. A un lado unas mesas con un mural en el que participaron los jóvenes y cuyo fin era reivindicativo, mostrar que la Tauromaquia es Cultura. Terminada la jornada llegamos a la hora del almuerzo caminando unos cien metros, aproximadamente, hasta la plaza del pueblo para comer y refrescarnos ya que el termómetro marcaba 30° y el calor comenzaba a sofocar. La plaza en donde se sitúa la Casa Consistorial reflejaba un aspecto típico de un día festivo al que debía unirse la cantidad extra de forasteros que habíamos acudido con motivo de la novillada. El Mesón López estaba completo tanto en terraza como en salón interior, pero aún así pude conseguir mesa. Menciono este local por su generosa decoración taurina que imagino será el punto de encuentro de todo aficionado a la tauromaquia que visite esta villa madrileña. De paseo me acerco por la plaza de toros y observo un cartel dispuesto en la puerta principal del coso en el que se podía leer «No hay billetes». Frase tan deseada por todo empresario y aficionado que se precie.

Una hora antes del festejo ya se apreciaba una pronunciada fila de aficionados con la entrada en la mano esperando para acceder al recinto. Una vez dentro y siguiendo el protocolo de tomar temperatura accedes a tu asiento marcado con una cruz, son las nuevas normas del protocolo por situación COVID-19.

La novillada

José Miguel Arellano se tuvo que entender con un novillo de Quintas bien manso que le puso complicaciones. Macetero, herrado con el 12, y de capa berrendo en negro, anduvo escaso de fuerzas. El mexicano afincado en España, trató de someter a un novillo que buscaba las tablas y se fue apagando poco a poco sin llegar a ofrecer una embestida clara. Aunque muy noble dejó que el novillero ligase algunas tandas al natural de toreo clásico que el público respondió con aplausos. Lo templó por bajo sacándole de las tablas, pero el novillero impaciente pecó de intentar alargar una faena cuando el novillo debiera ser matado con brevedad. Aún así dejó detalles como hacer el teléfono o a la hora de ceñirse o por citar otro, hacer el péndulo. El novillero evidenció falta de iniciativa y no tuvo recursos a la hora de matar. Tras varios pinchazos pudo acertar con una media. Ovación y saludos.

En su segundo novillo se le vio mejor pero volvió a errar en la suerte suprema. Con la capa hizo algún quite por saltilleras, alguna chicuelina y su toreo clásico con similitudes al riguroso estilo sevillano fue muy aplaudido. Tenía delante a un novillo que a la postre fue uno de Montealto que ofreció mejor nota. Churrero, castaño y ojo perdiz, herrado con el número 55 ofreció una nota suficiente y maneras de bravura que mostró ya en su arrancada hacia el caballo. Ese novillo era muy exigente y sin pensárselo se lo llevó a los medios y enderezo unos naturales, de pecho y manoletinas muy vistosas. Llegó a someterlo hasta que a la hora de matar empezó el calvario. Dos intentos fallidos con la espada, finalmente, un pinchazo alto pero en el sitio hizo que el novillo pronto tumbase. Se precisó del descabello. Silencio.

Alejandro Mora en su primero tuvo que lidiar a un manso que desde el inicio buscó la querencia de las tablas. Bailador, de capa berrendo en negro, andaba ligeramente escaso de fuerzas. Necesitó los consejos de su apoderado para mantener la calma. Su faena con el capote estuvo aceptable al igual que con la muleta. Pidió silencio a la banda de música buscando la colocación y la forma de argumentar con pases de muleta que puede dominar la complicación que le ofrece el utrero. Embiste más al bulto que a la franela y Álvaro trata de matar con prontitud. No estuvo muy fino con la espada y tras varios intentos clavó una hasta la empuladura. Silencio.

En su segundo anduvo con mejor suerte ya que este de Montealto cumplió con mejor nota. Quinto de la tarde por nombre Argentino. Con la capa estuvo fino recogiendo las embestidas por corto y pies juntos, dejando sitio al utrero y transmitiendo la faena hasta los tendidos. Con la muleta tuvimos réplica con un toreo elegante al natural pero nuevamente se prestó indeciso en la suerte suprema. Se vio a un Alejandro con ganas pero pasó por Anchuelo, en líneas generales, desapercibido falto de ideas, algunas llegaron a gustar pero se dejó mostrar más los errores que los aciertos. El novillo fue aplaudido al arrastre. Aplausos.

Álvaro Burdiel, el madrileño que hacía su debut con los de castoreño, tuvo mejor lote. El mejor de los presentados por la ganadería de Quintas fue su primero en suerte. Moneda, herrado con el número 21, se presentó mejor que los dos anteriores. Más decidido y nota suficiente en cuanto a bravura. El debutante soltó un repertorio muy vistoso con el capote ejercitando un toreo a lo clásico, incluso de rodillas, verónicas y remate con una media muy aplaudida. Ya con la muleta quiso impresionar al respetable ligando por bajo unos muletazos, sabía que tenía ante sus ojos un novillo al que debía someter y lo estaba logrando. El error llegó a la hora de matar ya que no estuvo fino. Su novillo fue aplaudido al arrastre. Palmas.

Su segundo novillo y último del festejo fue otro que la providencia le asignó pero de no haber fallado con la espada estoy seguro que hubiera salido a hombros. Vanidoso, de ganadería de Montealto, cerró plaza como el que mejor rendimiento ofreció. Torea Álvaro con un «pellizco» y un «poso» que estoy seguro que de corregir o mejor dicho pulir su debilidad con la espada, obtendrá mejores y mayores premios ya que por la sensación que dejó en Anchuelo tiene mucho porvenir en el arte de Cúchares. Su novillo entró al caballo embistiendo con mucha fuerza y luego en la muleta permitió el lucimiento del novillero, se mostró complicado exigente pero Álvaro supo someterlo. A la hora de matar erró con un pinchazo pero el acierto en la estocada le sirvió el premio de la oreja.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Anchuelo (Madrid). Segunda novillada clasificatoria del Circuito de Madrid. Novillos de Quintas y Montealto.

José Miguel Arellano: Ovación y silencio.

Alejandro Mora: Silencio y silencio.

Álvaro Burdiel: Ovación y oreja.

Foto de portada: Carlos de San Lázaro Campos
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