octubre 7, 2024
Carlos de San Lázaro Campos
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El pasado domingo 16 de Mayo tuve el placer de disfrutar de una maravilla de tentadero en casa de D. Víctor Manuel Huertas Vega. Licenciado en Veterinaria, ganadero de bravo y hasta hace poco presidente de la Asociación de Ganaderías de Lidia. El cargo actual lo ocupa la ganadera, por primera vez una mujer al frente, Doña María Jesús Gualda, del hierro jiennense de El Añadio. Nada más llegar pude contemplar la riqueza natural del paisaje próximo a la localidad toledana de Calzada de Oropesa, donde se ubica la finca Egido de Malhincada. Ganadería con solera ya que en el año 1940 su padre Víctor Huertas adquirió reses de D. José Maya, encaste Contreras. En adelante su hijo adquirió de Santa Coloma y como bien sabe todo aficionado, esta es digna de tener respeto.

Comenzaba saliendo de toriles un añojo noble pero muy bravo, que gustaba su comportamiento y dejaba al matador su espacio. Este podía torearla como si se tratase de un examen ya que se mostraba exigente y obligaba a echar mano de los recursos propios aprendidos por el matador de turno. En esta ocasión el madrileño Miguel Maestro  junto a la necesaria mirada de su tío Julián Maestro y de su apoderado Alfredo Fauro. Voces comunes tantas veces oídas en este tipo de entrenamientos que ya os podéis imaginar. El añojo muy intuitivo y con mucha fijeza tuvo la mala fortuna de lesionarse la pata trasera derecha, que aún resentido del dolor no escatimaba en seguir embistiendo. Finalmente de vuelta a los corrales pensando ya en el siguiente novillo a probar. Salía levantado, con buenas hechuras y una endiablada fiereza entrando de primeras a todo lo se movía. Torea fino Miguel Maestro y aprovecha también el aficionado práctico David González Piñero para sacarle al eral, de pelaje cárdeno, unos capotazos al igual que el luso Rui Plácido, que disfrutó como en sus años mozos de novillero (ya peina canas y sírvase de ejemplo que habiendo quedado a las nueve de la mañana, el sólo saber que volvería a sacarle unos pases a un becerro, llevaba en pie varias horas. Es tanta la afición taurina del portugués que antes de salir los primeros rayos del sol que anuncia un nuevo día ya estaba preparado como aquel torero que inicia el paseillo.) En este segundo eral se anima incluso el apoderado Alfredo Fauro a saltar al mini ruedo con tal de sacarle unos muletazos. No, no piensen que era un bicho fácil, sino todo lo contrario, era ese novillo que embiste que sabiéndole torear permite el lucimiento sin perderle el ojo en ningún instante. El propio Miguel Maestro se vio sorprendido por un instante y por poco se lleva un revolcón, están hechos de una pasta distinta los toreros, ¿no creen ustedes?  Al ser una jornada de campo y no un festejo no ha lugar a describirla como si se tratase de algo oficial. Ese “gusanillo” por un lado como forma de satisfacer esa inmensa pasión por el toreo que se vive desde lo más profundo del corazón y el orgullo, y por otro lado, como el ejercicio necesario de todo torero en su puesta a punto por si surge la esperada llamada que sueña todo matador. Cuando suena el teléfono para comunicarle el día que vuelve a ponerse, el día de hacer el paseíllo.

En las miradas fluyen lo que sienten y en este caso tanto matador como aficionado práctico, apoderado y su amigo de tantos años, el luso Rui Plácido, han disfrutado del momento. Cada uno dentro de sus aspiraciones, y aún más, han rebosado con satisfactorias expectativas.

Entre los asistentes tuve el placer de conocer en persona a un fotógrafo profesional, el mejor, para mi sin dilaciones y con todo convencimiento. Llámese Alfredo Arévalo, gentil y campechano, apasionado de corazón por la Tauromaquia. Un profesional de reconocido prestigio y que casualmente sin saberlo una foto disparada desde su sofisticada cámara causaría tanta polémica….la imagen de los botones, que no eran más que unas viejas monedas, con la cara del General Franco que lució en la chaquetilla el maestro de Chiva Enrique Ponce el 2 de mayo en Las Ventas.

Recordemos que los Santa Coloma por algo tienen ese prestigio, esos ojos que te miran amedrentando, esa fuerza y bravura, etc.

En cuanto al trato recibido he de agradecer al ganadero la atención mostrada hacia nosotros con simpatía, agrado y hospitalidad. Lo más destacado que me veo en la obligación de decirlo, es su gran pasión por el mundo del toro bravo. Un ganadero que ante todo es muy crítico con la situación actual y por ende las cosas que desde dentro se debería cuidar si queremos pensar en el futuro de la Tauromaquia. Barrer por sistema todo aquello que es sabido perjudicial para la Tauromaquia, que ya en más de una ocasión ha denunciado y propuesto mejoras pero, como de costumbre, la falta de compromiso y los intereses personales de cada uno ponen freno para llegar a una situación más boyante. Nos recordaba que en tiempos de empresario siempre tenía la iniciativa de velar por las futuras promesas del toreo a los que garantizaba que cobrarían por torear, cosa que no todo empresario taurino cumplía o tenía el detalle, además, incluso los sobresalientes no se iban de vacío. Referida la tertulia a eso que todo taurino conoce como las “ponedoras” que se hace cuesta arriba poder torear si ya desde los primeros pasos te hacen tener que desembolsar un dinero que en ocasiones ni se dispone. Recordando igualmente algunos piratas que pululan dentro de la Tauromaquia lo que hace tener mil ojos antes de firmar nada. Pero también hubo tiempo para recordar lo bello de la Tauromaquia, el romanticismo ese que los que allí estaban recordaban con añoranza en sus tiempos de novilleros por los pueblos. Localidades que aunque no cobraban en el banco, ya salían agradecidos de ese pueblo cuando pasaban el capote y los lugareños.

Y con esto he de finalizar satisfecho y agradecido por lo disfrutado en esta finca toledana en buena compañía.

Algunas imágenes que nos dejó esta bonita jornada de campo:

Foto de portada: Carlos de San Lázaro Campos
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