Alejandro Sánchez
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Largo se hizo el lapso de tiempo entre el 2 de mayo y la tarde del 26 de junio. Un mundo. En la tarde del sábado volvieron los toros a Madrid, pero también volvió algo que echábamos en falta y no lo vimos en el eufórico festival del 2 de mayo: la afición exigente.
Esta afición es más necesaria que nunca, en tiempos de tanto triunfalismo disfrazado, donde la liturgia de algunos tercios es más un trámite que el sinónimo del mismo. Y esa afición pide, exige, un respeto. Primero a la afición, que es quien paga la entrada. Segunda, y hasta más importante, al toro, principal protagonista de todo esto.
Ayer de doce entradas al caballo (el mínimo en una plaza de 1ª categoría y siempre que se lidien seis toros) se vio una entrada en condiciones, al segundo intento en el quinto de la tarde. El resto, ni siquiera se puede llamar trámite. ¿Cómo medir ese termómetro de la bravura si ni siquiera lo respetan en la primera plaza del mundo? ¿Se imaginan en el resto de plazas, dónde no se exige nada y todo se aplaude?
El respeto a la liturgia es lo más sagrado que nos queda del mundo de los toros. Y en los tiempos que corren, es una necesidad imperiosa respetar todas y cada una de las suertes y los tercios para crear la afición que tanto se necesita, y no a los aficionados que van a ver la tarde pasar entre aplausos, vítores y demás.
Dos partes bien diferenciadas
La tarde fue breve. O así fueron las dos horas y media casi de función que duró la ‘Victorinada‘. Una primera parte, sosa, con alimañas, sin que se dejasen dar un pase. La segunda, más manejable. Con un cuarto noble, y un quinto bueno, de nombre Venenoso. El sexto, parecido a la primera parte. Manuel Escribano cuajó una buena faena con el quinto, pero faltó romper un poco más para ser rotunda. La mejor espada fue la de él, sin duda.
Sergio Serrano dio el golpe en la mesa. Saboreó con gusto una oreja de ley a la faena del quinto, el más benévolo de un encierro con matices interesantes, y que no dejó indiferente a nadie. Fortes pechó con el peor lote. Dentro de siete días, el próximo domingo 4, nueva corrida de toros. ¿La última antes de otro parón?
Foto de portada: Alejandro Sánchez