Diego Cervera
Moisés Fraile, propietario y ganadero de la ganadería El Pilar, línea Aldeanueva, podrá dormir a gusto esta noche. Lo puedo afirmar después de lo ocurrido en el ruedo de la plaza de toros de Tobarra.
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«Los Rabosos» de Moisés, mantuvieron la emoción durante toda la tarde. Fueron toros para el torero, pero también para el público. El equilibrio perfecto para un ganadero y de cara al espectáculo en una tarde de toros. Lo demás, cuentos chinos enmascarando la realidad de muchas ganaderías. Hubo de todo. Un segundo toro indultado, un muy buen toro, el tercero, dulce de embestida y muy para el torero, un quinto que se dejó con cierta clase…El primero, sin ser el mejor, también valió. El sexto, un toro para al torero. En resumidas cuentas, una corrida en conjunto para crear afición. Salió el buen fondo de esta ganadería.
Buen tranco mostró de salida el primero de la tarde en el clásico saludo capotero recetado por Uceda Leal. Tras el encuentro en el caballo, el toro fue un tanto suelto en el tercio de banderillas, quedando todo en manos del torero. ¿Empezamos en esta ocasión por el final? Casualmente, José Ignacio pincho en el primer encuentro, (Algo inusual) pero previamente… Lo cuajó por ambos pitones alternando las manos en cada tanda. Faena muy en «Uceda» sin salirse de su sello personal tras 25 años de alternativa. Los cambios de mano llenaron el escenario, y es que el clasicismo, cada vez está más de moda que nunca, en tiempos de tanta vulgaridad. Faena medida en el metraje que le valió una oreja tras enterrar la espada.
El cuarto, pareció quererse quedar bajo los vuelos del capote en el saludo capotero de Uceda. Con peor estilo este de El Pilar en los tercios de varas y de banderillas, toda la suerte, o la cara o la cruz de la moneda, quedaban en las manos del torero madrileño. Pues después de ver el segundo y el tercer toro, este cuarto nos dejó con un sabor agridulce, pues tuvo movilidad pero sin clase en la embestida. Sabor agridulce por querer ver el toreo clásico de José Ignacio toreando con la franela en toda su dimensión. Uceda lo intentó por ambos pitones pero sin repercusión en los tendidos. Hubo momentos y detalles del torero por ambos pitones, pero de ahí no pasó el asunto. Estocada casi entera y golpe de descabello.
El segundo de la tarde, «Alambrisco» de salida fue un tanto suelto, pero tras el encuentro con el caballo…Vino el lío de Galdós por verónicas. La fijeza y el buen tranco en banderillas, dejaba ver lo que el toro llevaba en sus entrañas. Galdós con la muleta lo citó de largo desde el centro del ruedo, y a partir de ahí, llegaron tres faenas en una cargadas de matices y detalles por ambas manos. El toro tuvo todas las cualidades, o casi todas. Fue pronto al cite, tuvo trasmisión, fijeza, planeó haciendo el avión por el pitón derecho. Por el izquierdo, tuvo profundidad en la embestida. Con la diestra, el peruano formó un lío ya en la segunda tanda, y así sucesivamente. Cambios de mano, molinetes, y todo con ese punto de gusto y profundidad que imprime Joaquín. Borrachera de toreo, y locura colectiva en los tendidos, pues el toro no paró de embestir hasta que el presidente sacó el pañuelo naranja. Por momento, el torero pareció fundirse con la embestida del toro. Ojo, y un toro bravo no es fácil de torear. Hace falta valor, y un buen resorte técnico.
El quinto, muy en la línea de su procedencia, salió un tanto desentendido en el saludo capotero. Tras el encuentro con el caballo, y sin hacer una excelsa pelea, el toro manifestó más nobleza que poder. Durante el tercio de banderillas, ya evidenció cuan sería su condición en el último tercio. Galdós los cuajó con despaciosidad por ambos pitones, estructurando una faena basada el temple para acompañar la dulce embestida del toro de El Pilar. En la segunda parte de la faena, y más pasando al ataque, tiró de recursos. El péndulo, molinetes, un trincherazo, y evidentemente para poner el broche, Joaquín atesora valor y pisó los terrenos del toro metiéndose entre los pitones.
Carretero recibió al tercero con una larga cambiada, y a partir de ahí, el toreo fundamental a la verónica. Este de El Pilar, tampoco mostró mal aire en los primeros tercios. En la muleta, el toro fue bueno, con clase y dulzura en la embestida. Un toro que puede descubrir al mal torero, pero no, Diego no lo es. Diego, tiene calidad y mimbres para hacer un buen cesto. Carretero, le recetó templanza, algo fundamental para acompañar las buenas embestidas del toro que le tocó en suerte. Lo toreó por ambos pitones, pero por donde basó el grueso de la faena fue por el derecho llegando con fuerza al tendido. Pinchazo y estocada.
De salida, Diego toreó para el toro, declinando por el lucimiento a la verónica. Buen aire tenía el sexto. Durante el encuentro con el caballo, ya podía verse cual sería la condición del toro. En banderillas, también. En el capote de Jorge Fuentes, el de El Pilar mostró virtudes, entre ellas la clase, nobleza y transmisión. Carretero brindó al respetable, signo en equivocó de lo que veía el torero de Hellín en el toro. Al último de la tarde le faltaron las fuerzas, pues el toro quería y en el último tramo de la faena no podía del toro. Diego lo toreó y cuajó prácticamente por el izquierdo. El toro fue todo entrega y fijeza por ese pitón. Por el derecho, y de manera muy templada, lo toreó a media altura llegando con fuerza al tendido. ¡Ojo, al manchego hay que echarle cuentas! Diego no es un «pegapases» más. Diego por momentos, sintió el toreo haciendo una caligrafía perfecta de lo que quiere ser. Estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Tobarra (Albacete). Toros de El Pilar.
Uceda Leal: Oreja y palmas.
Joaquín Galdós: Dos orejas y rabo simbólicos y oreja.
Diego Carretero: Oreja con petición de la segunda y dos orejas.
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