Goyo del Toro
Comienzo del Circuito de Novilladas de Castilla y León
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Cuando Octavio Augusto envió la Legio IV a Hispania con el fin de finalizar el dominio sobre los cántabros, el General al mando, Agripa, acantonó la unidad en Pisoraca, enclave donde el horizonte deja atisbar las cumbres del Espiguete y del Curavacas, picos, en cuyas laderas afloran las tímidas aguas del río que da nombre al enclave y que los avatares del lenguaje lo harían evolucionar a su actual nombre, Pisuerga, y el de nuestro enclave , Pisorica, al actual Herrera de Pisuerga.
Los herrenses, aprovecharon el Castillo del Duque de Frías, otrora Señor de la Villa, para construir una coqueta y funcional plaza de toros, un coso idóneo para comenzar el Circuito de novilladas de Castilla y León. Eso sí, todos los protagonistas, tanto los hierros como los novilleros procedían de tierras de Salamanca, Lorenzo Fraile trajo tres novillos del Puerto de San Lorenzo y Antonio Palla otros tres de su homónimo hierro. Los del Puerto en Atanasio, encastados, exigentes y siempre a más, manseando y con dificultades, solo Diosleguarde entendió al suyo.
Los de Palla en Domecq, si bien alguno bravo, más descastados, más flojos y más predecibles. Aquí los novilleros estuvieron más cómodos, aunque con problemas a la hora de afilar los aceros.
Antonio Grande, el más veterano, más que torear al del Puerto se dedicó a tratar de esquivarlo, el novillo no se dejó por ningún pitón, y Antonio fue de enganchón en enganchón hasta la estocada final, tendida y trasera. En el de Palla, ya más cómodo se acopló mejor a la embestida, pero siempre despegado y siempre para afuera, eso sí, acertó con el estoque y el novillo rodó de inmediato, este novillero no ha evolucionado después de lo visto en Vistalegre y aquí.
Distinto fue Diosleguarde, tomó la medida a su primero, y le supo llevar toreado desde el cite hasta el remate, con una faena estructurada y atractiva, por encima del novillo que le pidió los papeles y Manuel los tenía en regla. Con el bravo de Palla, la faena fue más convencional y terminó frío y fallando con la espada.
Valentín Hoyos, lucía un Rioja y oro, en su vestido y un verde muy verde en su tauromaquia y lo que es peor, un concepto que busca la ventaja, el recurso, y la impostura, no se si fruto de la inexperiencia o de buscar atajos en la siempre dura carrera de torero que pretende seguir.
Una tarde interesante en tierras palentinas, tierras de afán donde confluyen la vega, el valle, la llanura y la montaña, tierras de románico y de Pisuerga, porque no sólo por Valladolid pasa el Pisuerga.
¡Suerte!
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Herrera de Pisuerga (Palencia). Novillos de Puerto de San Lorenzo y Antonio Palla.
Antonio Grande: Oreja y dos orejas.
Manuel Diosleguarde: Dos orejas y saludos.
Valentín Hoyos: Saludos y ovación.
Foto de portada: Captura de TV