Carlos de San Lázaro Campos
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Llegamos a la finca alcarreña de Villa Bella y allí nos esperaba su propietario Javier junto a su padre, fundamental precursor para que la ganadería se hiciera realidad, que nos acogen con amabilidad. No los conocía personalmente así que esta oportunidad sirvió para ello.
Apetecible mañana de sábado con un cielo despejado y un sol que esta vez quiso acompañar en los momentos de la lidia cual tregua agradecemos pues caída la tarde volverá a conjurar para recordarnos que aún falta días para la primavera. En la tarde del viernes recibí la llamada de mi buen amigo Said Kazak, apodado El Palestino, que con gratitud acepté la invitación. Hombre culto y gentil al que estimo con gran admiración y simpatía. Matador de toros que arribó a nuestro país en la etapa tardofranquista con el sueño de abrirse camino en la difícil profesión de torero. Digo culto, porque lo es, y no por ser licenciado en varias especialidades. El de Haifa tuvo que curtirse en capeas y fue en una de ellas en la que conoció al rejoneador Manuel Baena, que supo ver en él a un muchacho intrépido y con entrega. Más tarde se cruzaran en su camino otros maestros que ayudaron a pulir al que en el futuro se convertirá en el único torero árabe de la historia.
Lo he visto en su sitio toreando con elegancia de pinceladas muy artísticas y otras en las que el novillo bien plantado y astuto no se dejaba dominar por El Palestino. Lo importante es pasar un momento entretenido sin la dichosa presión a la que nos tiene sometido la pandemia y eso de vivir en las grandes urbes. Así que a disfrutar de un apetecible día alrededor de la vida sana que nos ofrece el campo.
Durante el trayecto a la finca aprovecho para conocer al novillero Curro Baldeón, natural de Ecuador y afincado en España. Amante del toreo fino y estético, meticuloso hasta conseguir con arrojo y temple esa silueta artística digna de inmortalizar cuán detallista pintor tenga la osadía. Pinceladas con el capote y faena de muleta aceptable que por instantes pude apreciar esa conjunción toro-torero emborrachando al novillo con cada pase, tal que, amigo lector, imagine en su cabeza ese toreo ceñido casi cosido a la muleta. Utrero noble, pero bravo, que no dejó lucirse a Curro más que cuando el cornúpeta quedaba a merced de la sapiencia del ecuatoriano.
Otro compañero de viaje y, que ejerció para esta ocasión como peón, hablo de mi amigo Antonio Pérez. Qué os puedo contar de Antonio, este joven madrileño de Mejorada del Campo que tomó la alternativa el 18 de Julio de 2010 en Benalmádena y siete años después cambió el oro por la plata. Supo estar atento al hacer el quite auxiliando tanto a Said como a Curro Baldeón luego de poder verlo colocar dos buenos pares de banderillas al cuarteo. Este muchacho muestra virtuosismo con los palos y aunque la jornada no precisase de oficialidad, pude verlo relajado y seguro de si mismo. El de Mejorada cuenta en su haber diversos galardones como banderillero de envidiable exquisitez que imagino guarda celosamente en alguna vitrina de su casa.
En esta majestuosa mañana de sábado contamos con una presencia conocida en el mundo del toro, si éramos cuatro ….con su compañía se hace presente ese dicho de «no hay quinto malo», lo que hace una jornada en la mejor compañía. Se trata del inconfundible periodista Miguel Redondo al que tuve el honor de conocer.
Y aquí concluye mi crónica desde mi humilde visión de aficionado y mi sapiencia taurina sobre lo acontecido en la finca Villa Bella.
